jueves, 13 de marzo de 2014

El eco de sus pasos

Corre tras un margen ilusorio de recuerdo, precedido por la sutil penumbra de una ausencia lejana. Cuando el sendero se bifurca se deja impulsar por el viento, de modo que cuando regresa la calma, inquieta y artificial, sus pies desatentos la invitan a tropezar contra pequeños abismos. Y cuando la luz no hace constancia de su estadía, ella baila con sombras que no ve y se sumerge en ese instante eterno, entregándose a la voluntad de la niebla y al designio del olvido.

Persigue la ilusión en la penumbra, dejando al margen del recuerdo toda ausencia lejana. A veces traza el contorno de un perfil con espuma para no olvidar su rostro mientras se funde con la inexistencia. Y cuando la intacta aurora se oculta entre las sombras, ella sigue el eco de sus pasos y se sumerge en una certeza ciega, entregándose a su propio rumbo y a una calma semejante a la calidez del sol.

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